¿Qué es una fotorresistencia y para qué sirve?
Una fotorresistencia, también conocida como fotocelda o LDR, es un componente electrónico que cambia su resistencia eléctrica según la cantidad de luz que recibe. Es decir, cuanto más luz hay, menor es la resistencia y viceversa. Este efecto se debe a que la luz genera electrones libres en el material semiconductor del que está hecho el componente, lo que facilita el paso de la corriente eléctrica.
Técnicamente hablando, la fotorresistencia no es una fotocelda, ya que esta última genera electricidad por medio de la luz, mientras que la fotorresistencia no genera electricidad. Sin embargo, en el día a día se ha generalizado el uso del término fotocelda para referirse también a la fotorresistencia.
Las fotorresistencias se utilizan para detectar la presencia o ausencia de luz, así como para medir su intensidad. Algunas aplicaciones típicas son:
- Controlar el encendido y apagado de luces automáticas, como las de los coches o las farolas.
- Regular el brillo de pantallas o dispositivos según la luz ambiental, como los teléfonos móviles o las cámaras fotográficas.
- Medir la exposición de luz en sensores ópticos, como los de las cámaras digitales o los escáneres.
- Crear efectos sonoros o musicales al variar la resistencia con la luz, como en los theremines o los sintetizadores.
Tipos de fotorresistencias
Existen diferentes tipos de fotorresistencias según el material del que están hechas y la forma que tienen. Los más comunes son:
- Fotorresistencias de sulfuro de cadmio (CdS): Son las más usadas y tienen una alta sensibilidad a la luz visible. Su resistencia puede variar desde unos pocos ohmios hasta varios megaohmios. Se emplean en aplicaciones domésticas e industriales.
- Fotorresistencias de selenio (Se): Tienen una mayor sensibilidad a la luz infrarroja y ultravioleta que a la luz visible. Su resistencia puede variar desde unos cientos de ohmios hasta varios kiloohmios. Se usan en aplicaciones militares y médicas.
- Fotorresistencias de óxido de plomo (PbO): Tienen una baja sensibilidad a la luz visible y una alta sensibilidad a la luz infrarroja. Su resistencia puede variar desde unos kiloohmios hasta varios megaohmios. Se utilizan en aplicaciones térmicas y de seguridad.
Las fotorresistencias suelen tener forma cilíndrica o plana y se conectan mediante dos terminales metálicos. También pueden estar encapsuladas en plástico o vidrio para protegerlas del polvo y la humedad. Algunas tienen un filtro de color para aumentar su selectividad a ciertas longitudes de onda.
Ventajas y desventajas de las fotorresistencias
Las fotorresistencias son componentes simples, baratos y fáciles de usar. Sin embargo, también presentan algunas limitaciones, como:
- Tienen una respuesta lenta a los cambios de luz, lo que puede provocar errores o retardos en las mediciones o los controles.
- Tienen una baja precisión y linealidad, lo que significa que su resistencia no varía proporcionalmente a la intensidad de luz ni se puede predecir con exactitud.
- Tienen una baja estabilidad y fiabilidad, lo que implica que su resistencia puede cambiar con el tiempo o por factores externos como la temperatura o el voltaje.
- Tienen un alto consumo de energía, lo que puede generar calor y reducir la vida útil del componente.
Por estas razones, las fotorresistencias se están sustituyendo por otros componentes más avanzados y eficientes, como los fotodiodos o los fototransistores, que ofrecen una mayor velocidad, precisión, linealidad, estabilidad y fiabilidad.
Especificaciones
- Modelo: 5528 (fotorresistencia de 5mm)
- Voltaje máximo de operación: 150V
- Potencia máxima: 90mW
- Temperatura de trabajo: -30°C a +70°C
- Longitud de onda central: 540nm
- Resistencia con luz brillante: 8-20k
- Resistencia en la obscuridad: 1M
- Tiempo de respuesta: 30ms
Términos relacionados: sensores, sensor de luz ambiental, fotoresistencia